Ir al contenido principal

Aligerando la carga: ¿por dónde empiezo?

Si sientes que perseguir una vida minimalista te puede beneficiar, lo siguiente es decidir por dónde empezar. Aquí presento los primeros pasos que seguí para vivir con menos, aunque existen muchas otras propuestas para llegar a resultados similares, que ya expondré en otras publicaciones.

1. Inactividad

La forma que se me hizo más práctica para comenzar no significó actuar activamente, sino todo lo contrario, ser pasivo en mis patrones de consumo: dejar de comprar lo que no necesitaba realmente. No paré del todo, sólo me preocupé de estar totalmente seguro de que lo que iba a comprar fuera algo que realmente tenía utilidad o que disfrutaría en extremo.
Cuando tengas en mente esa compra no la hagas inmediatamente, espera unos días —mientras más mejor—. Diría que 3 de 4 veces cambio de opinión. Aparte de no llenarme de más cosas también ahorro dinero.

2. El equipaje diario

Evalúa lo que llevas contigo cada vez que sales de casa. No implica deshacerse de nada, sólo NO cargar encima más de lo necesario. Moverse más ligero en la cotidianidad es una sensación liberadora.
Si eres de llevar bolso, mientras más grande sea lo llenarás con más cosas que no tocarás en meses. Si no puedes deshacerte de él del todo, cámbialo por el más pequeño posible para lo que realmente usas a diario. Revisa su contenido con frecuencia.
Hay quien carga gafas, medicinas, la portátil para trabajar o un libro (que de verdad lee). Son casos en los que un bolso se justifica. Deja a un lado todo lo que entre el la categoría de «…por si lo llegara a necesitar».
En mi caso, llevo una mochila siempre. Poco a poco fui sacando más y más cosas hasta que quedó bastante vacía. Recientemente la cambié por una que es 4 veces más pequeña —de una sola tira— y me sobra espacio. Soy de llevar los bolsillos vacíos. Cargo, entre otras pocas cosas, gafas y un libro que leo a diario, así que decidí no desprenderme del todo.

3. Lo obvio

Una vez confortable con las primeras dos propuestas, podemos empezar a purgar lo que tenemos en casa. Hay cosas que serán obvias y que podrás limpiar inmediatamente. Yo comencé con los papeles que tenía acumulados. Como todo el mundo tenía un sitio de fácil acceso, «a mano», donde toda la mierda se iba apilando. Resguardos de trámites, facturas, notas de entregas de paquetes, etc. No noté cuánto era hasta que comencé a llenar bolsas y bolsas. También tenía muchos documentos archivados que no hacían falta para nada. Los que debes conservar generalmente serán obvios.
En estos tiempos modernos muchas facturas y documentos los puedes pedir por vía electrónica (dependiendo del país). Así acumulas menos y además colaboras con el planeta —si es que crees que esto tiene salvación.
También recomendaría deshacerse de las 20 o 30 fotos tamaño carnet —desactualizadas por demás— guardadas pensando que van a servir para el futuro. Por alguna razón siempre terminamos haciendo otro set y conservando los anteriores.
Con recorrer cada área de tu hábitat irás encontrando mucho que puedes eliminar sin remordimientos. Lo que sabes que nunca has usado ni usarás, especialmente si no tienes un apego emocional. Esto último lo trataré en publicaciones posteriores.

4. Repetir, Repetir, Repetir

El primer paso debe ser una constante. Respecto a los otros dos, he encontrado que la primera vez que purgas te deshaces de apenas una fracción de lo que realmente podrías.
Con el tiempo me fui dando cuenta de que no extrañaba esas cosas o que no me han habían hecho falta. Ni podía recordar qué eran en muchos casos. Me sentí más liberado así que empecé a repetir y repetir, sintiéndome más ligero en cada vuelta. Cada vez fue más fácil, con menos contemplaciones.
Después de la primera pasada pueden ocurrir dos cosas: que sientas que has perdido un tiempo valioso y que no te estorba tener montones de objetos rodando por casa, o que te sientas mucho más ligero, disfrutando de los espacios liberados y quieras seguir adelante.

Documéntalo…

Si te encuentras en el segundo caso, ve fotografiando el resultado de tus limpiezas, para tener una idea de cuánto equipaje has sacado de tu vida. Yo no lo hice en su momento y aunque estoy bastante consciente de cuánto ha sido, me hubiera gustado mucho tener un registro. Tenía mucho peso.

Comentarios




Creative Commons Licence