El año pasado cerró el último club de alquiler de vídeos de mi barrio. Las tiendas de discos no existen en mi área y las que quedan en el centro son contadas. Está claro que el soporte físico llega a su fin. Nos interesa el contenido, no el medio de distribución . Siempre ha existido -especialmente antes de Internet- el tema emocional de curar una colección de álbumes o películas que de alguna forma nos representan . Coger el soporte y disfrutar de su empaque y sus contenidos. Pero, luego de haberme acostumbrado a la conveniencia de los mp3, cada vez me fui acercando menos a mis CDs. Tarde o temprano los importé todos al ordenador o los empecé a escuchar en streaming . Y el disco a la pila, a ocupar espacio. Muchos músicos e ingenieros de audio alegan que la diferencia de calidad entre los CDs y el audio digital comprimido es muy notable, pero la verdad es que con los últimos avances en algoritmos y streaming la diferencia es prácticamente imperceptible para el oído que no e