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gracias por la huelga de metro

Tengo que agradecerle a los trabajadores del metro de Barcelona por su fatal idea de protestar haciéndole la vida imposible a las masas con sus repetidas huelgas, pues gracias a ello he aumentando mi bienestar físico y mental.
Con los huevos ya rotos por la forma tan infame en la que nos han fastidiado a los que menos tenemos que ver con la situación laboral de estos señores –que por cierto no ganan tan mal– terminé de tomar la decisión de no ir más bajo tierra para transportarme cada día al trabajo y evitarlo lo más posible en momentos de ocio.
Ya en el pasado he tenido temporadas en las que he ido y vuelto al trabajo en bici cada día, pero no pasaba hace años. Ha sido algo intermitente, ha dependido de mis horarios de trabajo y de si tengo bici -una robada, dos que ya no estaban en estado de circular. El bicing en la mañana no es buena idea si trabajas en el centro — es muy probable que no encuentres espacio para aparcar.
Retomé un poco el tema y ya tenía desde finales de Marzo volviendo del trabajo en bicing, pero me iba en metro cada mañana y también lo usaba los fines de semana, no terminaba de animarme a hacer la transición completa a la bici nuevamente. En días laborales implica levantarse más temprano para llegar a tiempo y además uno va medio dormido los primeros minutos. Si hace frío ni hablar, pero creo que todo al final es cosa de acostumbrarse.
Total que el primer día que me tocó huelga en la mañana este año -lunes 30 de mayo- esperé más del triple de lo habitual por la escasez de trenes, la gente iba de mal humor, íbamos todos muy apretados -yo y los demás zombies traga móviles- y además entre tanta masa de gente estaba el riesgo de que los carteristas hubieran empezado a trabajar temprano.
Para aplacar mi molestia, en la tarde volví caminando y mandé la huelga a tomar por saco. Desempolvé mi bici, en desuso por mucho tiempo, inflé los neumáticos y desde el día siguiente, 31 de mayo, no he parado de transportarme en dos ruedas, mientras que los amigos del metro han seguido haciendo huelgas intermitentes. Siendo además primavera, con un tiempo más cálido, era el momento perfecto.
Sólo he usado el metro dos veces en todo el mes. Espero no volver atrás.
He simplificado, sacando una actividad aburrida y en el fondo innecesaria de mi día a día, compartiendo el metro con gente que claramente no tiene ganas de salir a la calle en la mañana y los fines de semana abarrotado de una forma imposible. Ahora voy al aire libre paseando en la bici por Barcelona, no pierdo ese tiempo mirando el móvil para pasar el rato, hago actividad física -mínimo una al día- y como si ya no fuera suficiente me ahorro un euro cada vez que no me subo en el metro.
Los días de trabajo, luego de la media hora en bici, llego a la oficina activo y de buen humor. Y cuando falta poco para terminar la jornada ya estoy con ganas de volver a montar. Transportarme en bici me hace mas independiente en mi movilidad, no estoy a la orden de sorpresas ni retrasos. Además, me topo con otros ciclistas que van totalmente en distinta actitud que los usuarios del subterráneo.
Gracias trabajadores del metro. Con su huelga no han generado más que rechazo y molestias, pero yo la he transformado en motivación para un cambio que, aunque parezca pequeño, hace la diferencia cada día. De corazón, gracias.

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