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¿Por qué cada vez que viajo quiero tener menos?

Sesenta y cuatro kilogramos en dos maletas, más un equipaje de mano y el bolso de la portátil. Y eso porque era el máximo permitido por el billete de avión, que para lo que se incluye ahora es bastante, quizás demasiado.
Me venía a vivir a otro país y necesitaba «mis cosas», pero es increíble como nunca terminé de sentirme en casa durante años. Me estuve moviendo con tantas cosas que nunca desempaqué del todo, hasta que finalmente me mudé solo. Y entonces, ya no quise tener tanto. Ahora no me puedo imaginar cargar con tanto por la vida.
Uno siempre dice que no se arrepiente de nada, que volvería a hacer todo igual en la vida y todo lo que viene con ese discurso, pero hay que enfrentarlo, eso es hablar mierda. Un par de cosas cambiaríamos, a veces más que eso. Si planeara moverme por una temporada larga —o indefinida— a otro país, seguro que llevaría mucho, mucho, mucho menos.
Una de las cosas que más me gusta de viajar, aunque sea por pocos días, es que puedes vivir una realidad distinta, no necesariamente una fantasía como muchos lo ven. Todo depende en cómo te relaciones con tu entorno.
Pero, para poder sumergirme lo más posible en otra cultura en un periodo de tiempo relativamente corto necesito tener la mayor libertad de movimiento posible, por lo que cada vez he ido perfeccionando más la técnica de viajar con poco.
El viaje más relevante que hice este año fue a Japón por dos semanas [ver fotos]Representaba un pequeño reto decidir el equipaje que llevar. Con un billete de tren ilimitado para dos semanas tenía un programa que incluía dormir en 6 hostales distintos, mientras visitaba localidades en latitudes y alturas distintas. Necesitaba estar preparado para diferentes climas.
Aún así estaba decidido a no llevar ni una maleta, sólo mi mochila como equipaje de mano y el pequeño bolso que uso a diario. Lo que se puede ver en la foto «artística» que corona este post —no le puedo pedir mucho a mi móvil— es todo lo que llevaba.
La meta era que abrigos y demás piezas para el frío entraran en la mochila en un día de temperatura alta sin ser pesado y así poder moverme con libertad y vestir fresco. Para lograr esto llevé ropa que según cómo la combinara era para cuatro días en sitios calientes y tres en sitios fríos. Lo importante fue pensar en practicidad y no en verse bien.
Lo inevitable con esta fórmula es hacer lavandería, pero si viajas alojándote en hostales normalmente tienen el servicio. Lo puedes hacer tú mismo rápido y barato.
Los elementos clave que decidí llevar en el viaje:
  • Chaqueta de invierno impermeable.
  • Chaqueta ligera «cortavientos» impermeable para días de lluvia calurosos —ocupa realmente un espacio insignificante.
  • Pantalón de senderismo de los que tienen cremallera en las rodillas para sacarle la parte baja de las mangas y convertirlos en cortos.
  • Un pantalón extra muy ligero, compacto y cómodo para dormir y andar por el hostal/hotel —necesario mientras haces lavandería o mientras secas los otros pantalones si se mojan en la lluvia. También sirven en clima caliente para salir.
  • Una camisa de botones manga corta de color oscuro para senderismo de secado rápido —esto ayuda tanto para cuando sudas si hace calor, como para lavar a mano y en pocas horas tener una prenda limpia si no puedes hacer lavandería—. Con los nuevos materiales hay muchas prendas que a pesar de ser deportivas tienen un diseño no muy informal y se pueden usar en distintas situaciones. Es el caso de la camisa que llevé. Además, este tipo de fibra no necesita plancharse.
  • Dos pares de calcetines de senderismo de secado rápido. Son más costosos que los normales deportivos, pero mantienen los pies frescos —especialmente conveniente cuando viajas— y también se pueden lavar a mano y tenerlos listo para usar en pocas horas. Llevé otros tres juegos de calcetines normales.
  • Cuatro piezas de ropa interior también deportiva y de secado rápido—lo mismo, es cómoda y se puede lavar a mano en casos de emergencia.
  • Toalla de microfibra —seca rápido y es muy compacta.
  • Tablet de 7 pulgadas —una portátil ocupa mucho espacio. La tablet es cómodo para usar en traslados largos cuando no hay mucho paisaje que ver. Llevé un sólo cargador para el móvil y la tablet.
Estos fueron los elementos que me ayudaron con mi objetivo, de resto fueron unas pocas camisas y camisetas que combinadas en capas daban calor y usadas por separado eran frescas. Para higiene personal llevé lo mínimo, cepillo de dientes, desodorante, pasta dental y una pastilla de jabón muy pequeña. Generalmente en los hostales hay gel de ducha y por último cuando no lo hay se puede comprar por poco precio en cualquier sitio.
Hay que tomar en cuenta que lo que menciono incluye lo que llevaba puesto, o sea que no todo esto iba en la mochila al mismo tiempo. En mi bolso pequeño llevaba en móvil con una batería extra, dinero, pasaporte, gafas de sol y gafas graduadas, llaves del hostal, etc.
De esta forma logré mi objetivo, de hecho sobraba espacio en la mochila, de modo que no pesaba mucho y también cuando viajaba de ciudad en ciudad podía llevar comida si me sobraba en el hostal anterior o si quería algo para comer en el camino. El peso era tan manejable que incluso pude pasear por varios sitios cargando mi equipaje.
Esta fue la configuración específica para este viaje, pero siguiendo más o menos la misma filosofía se puede disfrutar de todos los viajes de la misma forma.
En definitiva, los principales beneficios de viajar muy ligero:
  • No sufrir transportando el equipaje. Este es el punto principal. Me agobia cuando veo a la gente sufriendo por escaleras, transportes públicos, trenes, etc., cargando varias maletas y bolsos. Su cara de sufrimiento es obvia, pero ya sabes, a veces es más importante lucir bien que la comodidad. O ir de compras más que disfrutar el viaje.
  • En línea con lo anterior, viajar con poco elimina la necesidad de al llegar al destino tener que ir directamente al alojamiento a dejar la carga para poder comenzar a disfrutar del lugar. Puedes llevar la mochila encima si logras llegar a un peso suficientemente bajo como para que sea cómodo. Lo mismo el día de salida del hotel, te la puedes llevar de una vez si tienes varias horas antes de tu vuelo / tren / autobús y sacar más partido a ese tiempo extra.
  • No tener que chequear equipaje en los viajes en avión, que si lo haces tienes la consecuente espera para recogerlo al llegar al destino y la posibilidad de que no llegue en tu mismo vuelo. Lo último es una gran complicación si te vas a estar moviendo por varias ciudades.
  • Si por mala suerte se pierde tu equipaje o lo roban no será tan costoso reponer lo que llevabas.
  • Al llevar poca cosa generalmente no te hacen control aduanal. Desde que viajo con sólo la mochila no me han vuelto revisar equipaje en los viajes fuera de Europa.
Una vez que pasas varios días sintiéndote tan libre y preocupándote muy poco de «las cosas», cuando llegas a casa sientes que mucho de lo que tienes te estorba. De alguna forma te sientes atado a cuidar de todo lo que tienes, más cosas que mantener, limpiar y ordenar. Y durante unos cuantos días viviste feliz sin ellas. Además, al no tener muchas opciones para vestir durante tu viaje tampoco pasas por el proceso de escoger. Lo que hay es lo que hay y poco te importa.
Generalmente cada vez que vuelvo después de varios días en otro país es el momento en que encuentro más objetos en casa de los que deshacerme. A veces siento que la mejor forma de vivir es pensar que estás en un viaje constante y dejar de preocuparte por cosas que en el fondo no son realmente relevantes.
Y en el fondo, aunque suene romántico, la vida no es más que eso, un viaje.

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